Constantemente nos llegan reflejos que se transforman en poesía, una imagen, una voz, un recuerdo, un paisaje y en esos reflejos hay un alguien irreconocible, sin rostro... pero existe.
jueves, 21 de mayo de 2015
LA VOZ DE UNA QUEJA
LA VOZ DE UNA QUEJA
La madrugada interrumpió su arrullo
como una cita apremiante,
presurosa, desordenada, y aún así
adormecida en silencio.
Una expresión diferente
entre gruñidos o quejas amorosas,
aguas bravas, todo lo rodean
y sumergen en un pasado ido.
Un navío rescatando la osadía,
sin respuesta en el sueño, vuelve...
las imágenes son maravillosas,
retienen las flores y los pájaros.
No te rindas, esa ductilidad no es tuya.
Baila un ritmo inaudito o grita indignada.
Sacude tus cabellos en indómito acto
sin límites formales, ni prudencia.
Se siente tan real, que no existe.
El silencio después borra el alma,
y sigue dormida quitando las esquirlas
de la última contienda con la vida.
No hay nada, ni sones, ni colores de allá
donde creyó escuchar las expresiones.
Dominios de color, ámbito de sueños,
todos los tonos
y el blanco luz —sonido y palabras—.
Una sonrisa nace entre los verdes jardines,
el ritmo, la música, atrapan.
También atrapa el blanco brillo de la luz
y la fragancia de una rosa en su mano.
Beatriz Graciela Moyano
Mayo 2015
Rosario-Santa Fe
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Me resulta bien logrado el poema, amiga. De buen gusto en su decir.
ResponderEliminarBeso
Gracias amigo por el comentario. Un beso Pichy.
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