Cuidemos los árboles
El norte se hace sur, con vientos
-alas de fuego-
los días calderas, hogueras
con noches de brazas sin tregua.
Una bofetada a la ignorancia,
al absurdo descuido humano
que no despertó a tiempo.
Y la mano implacable
de ese mismo tiempo,
fue la que movió el lecho
donde dormíamos ausencias,
para amanecer en inframundos
de espacios desconocidos
donde todo es ajeno al paisaje.
Las pupilas enrojecidas de peces
desbordan las aguas y atacan…
Las tormentas desatan furia cruel,
electricidad zigzagueante
quiebra el cielo su luz, con
hogares a oscuras y
rayos mortales... se hizo tarde,
para mucho más.
Son ellos los que pueden salvarnos.
Cuidemos los árboles.
Beatriz Graciela Moyano
El norte se hace sur, con vientos
-alas de fuego-
los días calderas, hogueras
con noches de brazas sin tregua.
Una bofetada a la ignorancia,
al absurdo descuido humano
que no despertó a tiempo.
Y la mano implacable
de ese mismo tiempo,
fue la que movió el lecho
donde dormíamos ausencias,
para amanecer en inframundos
de espacios desconocidos
donde todo es ajeno al paisaje.
Las pupilas enrojecidas de peces
desbordan las aguas y atacan…
Las tormentas desatan furia cruel,
electricidad zigzagueante
quiebra el cielo su luz, con
hogares a oscuras y
rayos mortales... se hizo tarde,
para mucho más.
Son ellos los que pueden salvarnos.
Cuidemos los árboles.
Beatriz Graciela Moyano
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