UNA CONDENA
Esta si, es condena,
con los viento que arrastran hojas
crujiendo en el desierto del tacto.
Las letras, amorosa sonoridad.
Una especie de lenta escena
con luna llena aquí en mi cielo
dibujando sombras, manos y cuerpos
y allá casi amaneciendo con el sol
asomando en el horizonte mar.
Un silencio desarma y esfuma
Manifiestas fantasías de labios
con besos, en polos de ausencia.
Esa melancolía que se instala
incapaz de avivar la flama
ni con la danza espontánea
en velos y palabras de mil colores.
Asombro de una transparencia,
al viento de la imaginada sonrisa.
Habla sin emitir un sonido.
Rebelión muda de los verbos
que no besan, roces que no tocan.
En el trino de los pájaros, la mañana
llovizna el sentir inapelable.
Frío sudor de las manos
que se estiran sin alcanzar.
Caricia de enunciar, sin recitar versos
Hay una abstención irremediable.
Con la garganta vedada al grito
en la noche con bruma
se humedecen las palabras
y se deslizan por la piel…diciendo
Te amaría, pero te condeno.
Beatriz Graciela Moyano
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