EL MAR Y SUS REFLEJOS

EL MAR Y SUS REFLEJOS
EL MAR Y SUS REFLEJOS

domingo, 28 de octubre de 2012

INVENCIBLES










INVENCIBLES


Hay una forma de sentir ese atávico poder, el embrujo que ejerce una noche sin luna, es consumar la unión de las almas, después de sumergirse en los ojos del otro, reflejarse en ellos, sentir el sabor excitante de sus destellos que hablan en el idioma de ese brillo, que dicen, que cuentan la historia vencida de cada poro de esa piel que está ahí, borrando en ese preciso instante cualquier vestigio antiguo, toda forma de ayer. Y será esa la sensación de hundirse sin salvación, los quiero colmados de deseos, mordiendo suavecito lo que ya no sea un sueño, ni ansias, ni abismo oscuro de distancias, derrumbando muros de imposibilidades posibles, si esos quiero son ciertos en deseos de someterse al asombro del tacto en las caricias, de las texturas del pelo al correr entre los dedos, que le transmitan la piel toda el rictus indescriptible del amor que quema y devora, funde y enseña a volar. Ellos se sentirán invencibles e ignorarán las leyes y los reparos de los quieros procaces, que a veces quieren, como llegar a las orillas remando, navegando mares y así borrar las sombras de los árboles, del cobijo de otros soles en la rosa carmesí, símbolo de todas las rosas del jardín de los sueños y los ensueños, de toda la ternura causal de pasiones y vigencias plenas y de las íntimas vibraciones que son en los encuentros de los que aman y si acaso en ese encanto de verse a los ojos dejaran desvanecer como humo en el aire, el perfume, los colores y el sentido de tocarse las manos por la emoción del latido contra la pared del pecho... se hará poesía.


Beatriz Graciela Moyano

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